Niñez alteña trabaja hasta 12 horas diarias

La situación de pobreza es un factor que influye para que esta población ingrese a trabajar a temprana edad

Los niños, niñas y adolescentes trabajadores de la ciudad de El Alto están sometidos a horarios de trabajo de hasta 12 horas. Las actividades que requieren horas extras en niñas y adolescentes son las de mesera, niñera, trabajadora del hogar y comercio, entre los varones está el de voceador, albañil, trabajador del hogar y soldador, según un estudio realizado por el Centro Boliviano de Investigación y Acción Educativa (CEBIAE) para la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La investigación que contó con la participación de más de tres mil estudiantes de 13 escuelas nocturnas, del sistema educativo formal, que es el total de centros educativos existentes en esa urbe, también evidenció la ausencia total de los inspectores de trabajo.

Los adolescentes (hombres) trabajan de 9 a 12 horas diarias, como voceador, albañil, trabajador del hogar y soldador. Mientras que las muchachas trabajan de 5 a 8 horas diarias, como meseras, niñeras, trabajo doméstico, comercio, voceadoras, y recolectoras de plásticos, según la investigación.

Los trabajos más frecuentes entre los niños y niñas son los de voceador, ayudante de carpintería, mecánica, costura, cocina, serigrafía, tornería, trabajadores del hogar, meseros, costureros y niñeros.

En tanto que entre los adolescentes de 15 a 17 años de edad, los más comunes son los de voceador/a, ayudante de carpintería, mecánica, costura, cocina, serigrafía, tornería, carpintería y trabajador del hogar.

El trabajo infantil en la ciudad de El Alto obedece a dos factores socioeconómicos: la sobrevivencia y la desintegración familiar, razón por la que muchos niños, niñas y adolescentes viven sólo con uno de sus padres o con terceras personas, según Fernando Taboada, investigador del CEBIAE.

Peores formas de trabajo infantil

Las peores formas de trabajo infantil son todas aquellas actividades económicas que ocasionan daño al desarrollo físico, psicológico y moral de los niños, niñas y adolescentes, de acuerdo con el Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Muchas de las actividades laborales en las cuales están inmersas la niñez y adolescencia trabajada de El Alto son altamente peligrosas, como la albañilería porque se expone a caídas, lesiones físicas por malas posturas o fracturas en el cuerpo.

El trabajo de mesero/a, los expone a espectáculos obscenos de adultos en estado de ebriedad, horario nocturno, y muchas veces, los ambientes son insalubres porque concentran humo de cigarrillo y malos olores.

En tanto que el niño o adolescente voceador de transporte público puede sufrir lesiones en las cuerdas vocales, está muy expuesto al sol y a enfermedades por el manejo permanente del dinero y corre el riesgo de sufrir caídas o ser atropellado.

Los que se dedican a la soldaduría pueden sufrir quemaduras en la piel, daños en los ojos, los gases y humos metálicos pueden producirles molestias e irritación en las vías respiratorias y causarles otras enfermedades, en tanto que quienes se desempeñan como trabajadoras del hogar están expuestas a maltratos físicos, psicológicos y agresiones sexuales, discriminación, horas extras y falta de un pago justo.

Leyes vs realidad

La Constitución Política del Estado Boliviano (Art. 17) señala que: «Toda persona tiene derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación», asimismo señala que el Estado tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla.

Las Ley dice una cosa, pero la realidad es otra. El ejercicio del derecho a la Educación de los niños, niñas y adolescentes trabajadores alteños está  supeditado al trabajo, porque si dejaran de hacerlo no tendrían posibilidades económicas para comprar útiles escolares, ni alimentos, gastos de transporte, o para pagar la atención médica para alguna enfermedad, según los datos obtenidos por el estudio del CEBIAE en El Alto.

Para muchos de ellos/as la única opción de estudio es asistir a una escuela nocturna que, en muchos casos, no reúne condiciones para brindar una educación de calidad, además del horario estás los otros peligros de la calle, debido al horario.

«En muchas de estas unidades, trabajan docentes que tienen incluso más de 25 años de servicio, en estos espacios deberían estar docentes con una edad y una experiencia intermedia ya que la brecha generacional entre los estudiantes y sus maestros genera desencuentros en la dinámica de las clases», en criterio de Fernando Taboada, educador e investigador del CEBIAE.

La Constitución Política del Estado establece que el Estado apoyará con prioridad a los estudiantes con menos posibilidades económicas para que accedan a los diferentes niveles del sistema educativo, mediante recursos económicos, programas de alimentación, vestimenta, transporte y material escolar.

Sin embargo los niños, niñas y adolescentes trabajadores de las escuelas nocturnas de la ciudad de El Alto, y del país en general, no tienen apoyo en materiales escolares, transporte ni vestimenta.

«En sus familias, estos chicos no tienen los recursos suficientes para vivir dignamente, como dice el gobierno, además muchos son huérfanos de padre y madre, ahí les llega la responsabilidad de mantenerse a sí mismos y mantener a su familia», dijo a ANNI Bolivia, Ernesto Copa Cruz, Coordinador Nacional de la Unión Nacional de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (UNATSBO).

Ante esta situación que afecta a los niños, niñas y adolescentes trabajadores, la  UNATSBO, elaboró una propuesta para la regulación del trabajo infantil, la misma que fue presentando a instancias  gubernamentales para que sea incorporada en la elaboración del Nuevo Código del Trabajo y en la reformulación del Código del Niño, Niña y Adolescente. Entre otras cosas proponen:

– Que el gobierno garantice un presupuesto para la atención del servicio de salud y educación de todos los NATS.

– Ser reconocidos como niños, niñas y adolescentes trabajadores y tomados en cuenta por todas las esferas que conforman el Estado Plurinacional.

– Que su trabajo sea un espacio cotidiano de dignidad, aprendizaje, juego y convivencia social.

– Que lo adultos no los sometan, ni los utilicen, ni los exploten.

– Acceder a la educación para tener más y mejores oportunidades en la vida.