Los niños más pequeños, bebés de meses y de un año y poco más de edad, también padecen las consecuencias de esta época, sobre todo del estallido de la pirotecnia. El doctor Carlos Morínigo, director de Hospitales Especializados, explica que el estruendo de los artefactos explosivos pueden afectar a los pequeños de esa edad, ya que están en etapa de formación.
Morínigo refiere que las bombas son cada vez más potentes y tienen una onda expansiva que abarca más de un metro. Por tal motivo, los niños pequeños, además de asustarse, pueden padecer daños en la piel por quemaduras y afectar el nivel auditivo. “Estas bombas no se deben explotar a menos de cinco metros donde haya un niño lactante”, sugiere el médico.
Añade que, como medida de precaución, la familia no debería adquirir estos productos. Sugiere que tanto la noche del 24 como el 31 todos estén a resguardo bajo un techo seguro. Señala además que no es recomendable el uso de algodón en el oído del niño, ya que puede quedar dentro.
(Última Hora – 22 de diciembre de 2016).