Trabajo infantil amenaza a la niñez indígena de América Latina

ENTREVISTA
Guillermo Dema Rey: Especialista Regional en Trabajo Infantil de la OIT.

Cartagena de Indias, 8 de marzo de 2010. En un debate sin precedentes, organizaciones de 18 países latinoamericanos intentan establecer mecanismos que permitan erradicar el trabajo infantil, una problemática que amenaza la salud y la integridad de miles de niños y niñas indígenas de la región.

Guillermo Dema, especialista en trabajo infantil de la Organización Internacional del Trabajo, habló sobre la gravedad de la situación que viven las comunidades indígenas de la región obligadas por la pobreza, la violencia y la exclusión. Dema Rey advirtió sobre la urgencia de formular políticas específicas para evitar que miles de niños pertenecientes a estos pueblos sigan exponiendo sus vidas.

¿Cuál es la importancia de este primer encuentro entre los gobiernos y las organizaciones indígenas de América Latina en torno al trabajo infantil?

GD. La práctica nos ha dicho que las comunidades indígenas no son ajenas al fenómeno del trabajo infantil y que hay países en donde la niñez indígena está igual o más afectada por este fenómeno que el resto de los niños y las niñas. Igualmente, hemos visto que las políticas de carácter universalista que se están desarrollando en algunos países de la región para enfrentar la problemática no están tomando en cuenta la realidad particular de estos pueblos.

Creemos que es necesario desarrollar estrategias particulares que permitan enfocar el tema del trabajo infantil en estas comunidades de forma particular. Queremos contribuir al debate sobre la explotación económica de la niñez y la adolescencia indígena, identificar puntos de encuentro entre gobiernos y pueblos indígenas en la erradicación del trabajo infantil y definir un conjunto de posibles acciones estratégicas que permitan abordar el problema, tanto a nivel regional como a nivel nacional.

¿Cuál es la magnitud del trabajo infantil indígena en América Latina?

GD. Desafortunadamente no tenemos información certera sobre la magnitud del trabajo infantil en la población indígena en la región. Algunos países, en buena medida con cooperación de la OIT, han venido implementando instrumentos estadísticos que han permitido ir conociendo información sobre la magnitud y la distribución del problema, pero todavía es difícil contar con

información precisa. Sin embargo, estudios pormenorizados nos han permitido constatar que la población infantil y adolescente indígena está muy afectada por esto, con tasas inclusive muy superiores a las del resto de la niñez en la región.

Encontramos que los niños de las comunidades indígenas, al igual que otros que no lo son, trabajan en un conjunto de actividades que ponen en peligro su salud y su seguridad. Hay multitud de niñas, niños y adolescentes explotados económicamente y desarrollando peores formas de trabajo infantil en las zonas urbanas. Es decir, en mercados, basurales y actividades del sector de la construcción, por fuera del ámbito de su comunidad. También encontramos que hay determinadas formas del trabajo que realizan los niños indígenas en sus propias comunidades, pero los estudios nos demuestran que estos casos no revisten las características de las peores formas de trabajo infantil.

¿Qué razones llevan a las comunidades a permitir que los niños trabajen fuera de sus propias comunidades?

GD. Las causas para que estos niños trabajen son idénticas a las de los demás niñas y niños que están vinculados al trabajo infantil. La principal, aunque no la única, es la pobreza y la falta de ingresos en los hogares. A eso se suman factores culturales que de alguna forma legitiman la existencia del trabajo infantil.

Ahora bien, lo que nos indican los estudios es que estos niños y niñas que hoy trabajan por problemas económicos de sus familias, cuando son adultos tienen todas las posibilidades de convertirse en padres o madres de familias que también son pobres. El trabajo infantil es causa y a su vez consecuencia de la pobreza. Estamos ante un ciclo de pobreza y exclusión social que determina el trabajo infantil.

¿Hay aspectos culturales que lleven a los niños a trabajar para cumplir el rol en sus comunidades?

GD. Hay una gran diferencia entre el trabajo y la formación. Efectivamente, dentro de los procesos de formación para la vida que tienen muchos pueblos indígenas de la región está el acompañamiento a los padres en determinadas actividades, pero siempre con un fin formativo y dentro de unas prácticas culturales. Ahí no hablamos de trabajo infantil, siempre y cuando ese tipo de actividades no interfieran con la educación y no pongan en peligro la salud y la integridad de estos niños.

Queremos desmontar un mito que persiste todavía en muchos países, según el cual el trabajo infantil está legitimado en la mayoría de los pueblos indígenas de la región, cuando en realidad esto no es así. Ellos están totalmente en contra de la explotación económica de sus niños y niñas.

¿Qué particularidades del trabajo infantil indígena han encontrado en los diferentes países de la región?

G.D. En casos como el de Colombia y el de algunos estados de México, el fenómeno de la violencia está haciendo emigrar a las grandes ciudades, a muchísima población, incluyendo a comunidades indígenas, lo cual las está obligando a empobrecerse, no solo desde el punto de vista económico sino en su desarrollo comunitario, y en todo esto los que siempre tienen más que perder son los niños y las niñas. Pero también hay expulsión económica.

En las zonas rurales buscar empleo es muy complicado y las familias tienen que migrar a las ciudades, perdiendo todos los mecanismos que tienen para la vida comunitaria. En estos casos los niños y niñas se ven obligados a trabajar en temas que son totalmente ajenos a su cultura. Los vemos en los basureros, pero también en los grandes mercados de abasto desde las primeras horas de la mañana, descargando bultos o transportando pesadas cargas.

En el caso de Ecuador, la mayoría de la mano de obra en la construcción es de población indígena que ha emigrado de sus territorios por falta de ingresos, y en esto encontramos también una gran participación laboral de niños, niñas y adolescentes. En países como Nicaragua y El Salvador los indígenas están prácticamente por fuera de toda estadística y política nacional de desarrollo, mientras que otros como Honduras, o la misma Nicaragua, se han visto muy afectados por el narcotráfico y sus niños son utilizados para el transporte de estupefacientes.

¿Qué receptividad han encontrado entre los gobiernos de estas naciones para solucionar la problemática?

GD. Entendemos que hay preocupación de una buena parte de los gobiernos de la región. Yo creo que hay interés en abordarla pero también creo que hay mucho desconocimiento sobre cómo poder abordarla, salvaguardando los derechos de los propios pueblos indígenas. Creo que de alguna manera este encuentro va a propiciar luces para unos y otros y va a allanar un camino que luego permita aterrizar en estrategias concretas para la lucha contra el trabajo infantil en cada uno de los países.

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