Maravillas de una Plá

No creo exagerar si digo que —entre la dramaturga, la cuentista, la novelista, la ensayista, la poeta Josefina Plá— la faceta de autora de relatos infantiles no le va en zaga a ninguna de aquellas e, incluso, supera a alguna en poder imaginativo y sabiduría narrativa.

La estrategia del libro es simple: en doce cuentos, Plá visita doce lugares que se caracterizan por ser habitados por personas que tienen en común estar fuera de lo común.

Así, en el libro abunda la gente que no puede engordar, la que vive en casas sin puertas ni ventanas, la que prefiere la oscuridad a la luz, la que mora en casas pintadas todas de negro, la que les profesa un amor voraz a los canastos, la que formaba parte de un pueblo sin memoria, etc.

Aprovechando la inabarcable capacidad de imaginación de los niños, Josefina Plá desgrana las aristas más interpelantes de la condición humana sin la necesidad de moralizar ni de apelar a los golpes bajos de la literatura para adultos. No elude la crítica social con un discurso aureolado de inocencia infantil.

En un pueblo en el que todos eran afectos a multiplicar los agujeros, había conciencia de la perorata intrascendente de los medios masivos de comunicación: “Lo único que nadie propuso fue aumentar el número de orejas, porque oír por duplicado la radio o la tele era más de lo que los castelagujerinos podían soportar”.

Con esta columna espero contribuir a que Maravillas de unas villas sea leído por más niños y niñas que habitan este país.

(Última Hora, Blas Brítez – 27 de junio de 2016).