Jugar, una necesidad para crecer

Jugar no debe ser una actividad exclusiva de las vacaciones, ya que junto a la nutrición y la contención afectiva, es uno de los factores más importantes que necesita todo niño o niña para garantizar su completo desarrollo.

Desde su concepción y hasta la edad adulta, un niño o niña necesita solo tres factores para garantizar su correcto desarrollo dentro de cualquier contexto. El primer factor es la nutrición alimenticia; el segundo es la nutrición emocional, que significa el apego y la contención segura del entorno afectivo que le toque vivir; y el tercero es el juego, que permite al niño relacionarse con los demás, expresar sus emociones, temores, anhelos y limitaciones, a la vez que va comprendiendo los códigos de convivencia sociales y culturales.

La especialista en primera infancia y técnica ludotecaria Cielito Miranda señala que «tratar de limitar el tiempo de juego de niños y niñas es un profundo error que genera problemas de conducta, de aprendizajes y por sobretodo, sentimientos de insatisfacción, ya que, gracias a las neurociencias se ha comprobado que los niños cuyas edades están comprendidas entre los 0 y 8 años, a quienes se priva del juego libre e imaginativo, pueden sufrir trastornos de salud mental y física.

«El niño y la niña juegan en todo momento por lo que es recomendable propiciar ambientes, materiales y facilitadores que estén estrechamente ligados a la expresión lúdico- artística», refiere.
Capacitar a los facilitadores y generar espacios descontraídos de creación colectiva y educación a través del arte con materiales simples y cotidianos es la principal recomendación de la experta.

El objetivo de esta visión es poner en contacto a los niños y niñas pertenecientes a los diferentes estratos sociales, sin importar sus limitaciones, con el apasionante mundo de la creatividad a través del arte, de manera solidaria, empática, pedagógica y humana.

Los juegos diferenciados son mitos generados por ambientes conservadores, que están lejos de ser objetivos y pedagógicos, según Cielito Miranda, quien destaca que juguete no es igual a juego. «Un niño no necesita juguetes comprados para aprender. Cualquier elemento utilizado con destreza pedagógica puede ser muy valioso».


Un derecho protegido por ley

El derecho al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad está consagrado en la Convención por los Derechos del Niño (artículo 31), que cumple 25 años de vigencia. En tanto que el Código de la Niñez y de la Adolescencia reconoce el derecho a la cultura y el deporte y establece que los gobiernos (central, departamentales y municipales) deben asignar recursos económicos y espacios físicos para programas culturales, deportivos y de recreación dirigidos al niño y adolescente.

Pero más allá de los papeles, el juego es una valiosa herramienta para generar una sociedad mejor, ya que potencia la creatividad, ayuda a conectar con las emociones propias y permite desarrollar capacidades físicas, sociales e intelectuales.

El juego es indispensable en todas las etapas de la vida y  los adultos (padres, madres, educadores) tienen la responsabilidad de garantizar las condiciones necesarias.