El trabajo infantil esconde una paradoja: es una de las problemáticas más expuestas en la sociedad. Está ahí, a la vista de todos. Pero es esa visibilidad, la que pareciera contribuir a naturalizarlo. A convertirlo en costumbre. En panorama de lo «normal».
También en los medios de comunicación.
De hecho, entre 2004 y 2009 el trabajo infantil sólo representó el 0.5 por ciento de las notas referidas a infancia en los 22 diarios más vendidos del país. El dato surge de la investigación «La niñez arrebatada», que Periodismo Social realizó junto a la Fundación Telefónica.
Según la investigación, el trabajo infantil no sólo es un tema ausente en la agenda de los diarios, sino que también, cuando es abordado, los enfoques elegidos por los diarios dejan afuera varias de las causas y consecuencias de esta problemática.
La falta de estadísticas, la marginalidad en la que viven las personas afectadas por esta problemática y la naturalización del trabajo infantil por parte de toda la sociedad, incluidos los y las periodistas, hace que del tema se hable poco. Y algunas veces, mal.
La publicación, además, incluye la opinión de especialistas, de periodistas, entrevistas a funcionarios públicos y de organismos vinculados al tema y una investigación que recoge los últimos 200 años en el país en relación al trabajo infantil, realizada por docentes del Instituto Gino Germani, de la UBA: desde el trabajo servil realizado por los niños indígenas a la explotación que muchos sufren en la actualidad.
Algunos datos de la investigación
Salud. Sólo el 3 % de las notas hizo mención al daño que provoca el trabajo infantil en la salud de los chicos. Pese a que todos los especialistas acuerdan que se trata de uno de los aspectos más graves del problema.
Políticas públicas, de eso casi no se habla. El 71,4 por ciento de las notas que hizo mención al trabajo infantil el año pasado no citó ninguna política pública al respecto. En el casi 29 por ciento restante, nunca se hizo mención ni a cómo se están implementando esas políticas públicas ni al presupuesto que requieren para llevarse a cabo.
Educación. Sólo el 12,5 por ciento de las noticias sobre trabajo infantil hizo referencia a la educación que reciben los chicos afectados por esta problemática. Y la voz de los profesionales de la Educación aparece sólo en el 4,2 % de las noticias que se refieren al trabajo infantil.
Situación de calle. Apenas el 4 por ciento de las notas sobre trabajo infantil se refirió a ellos. Y otra cuestión: los chicos en situación de calle fueron eje principal de sólo el 0,7 % del total de las noticias que se publicaron el año pasado sobre infancia y adolescencia.
Algunos otros números sobre los chicos en situación de calle: el Poder Judicial y el Ejecutivo son las fuentes más consultadas, con más de un 30 por ciento. La Policía La voz de la pobreza, ausente. La opinión de las familias involucradas en el trabajo infantil no es escuchada por los periodistas, de hecho tiene la misma presencia en las informaciones publicadas en los diarios que la Policía. Eso corresponde a un 4,2 por ciento de las noticias.
Niñas, niños y adolescentes: cuánto opinaron.
El 16,7 % corresponde a la voz de chicas y chicos, lo que en principio es una buena noticia. De todos modos, es un desafío que queda por profundizar: en la medida de lo posible y cuidando todos los aspectos, los chicos deberían estar presentes con su voz en el mayor número de notas referidas a ellos mismos y lo que les pasa.
Especialistas y funcionarios: la voz necesaria
Los especialistas en la materia también ocuparon un espacio privilegiado: el 16,7 por ciento, al igual que personalidades del ámbito cultural, artístico o social, con el mismo porcentaje.
La mitad de ese promedio correspondió a representantes del Poder Ejecutivo Nacional, que hablaron en el 8,3 por ciento de las noticias, en tanto que un 4,2 por ciento correspondió a miembros del Poder
Ejecutivo Provincial y otro tanto a funcionarios del Ejecutivo Municipal.
Los Sindicatos participaron con su voz en el 8,3 por ciento de las notas, bastante por arriba de los docentes, que fueron consultados en el 4,2 por ciento.
El mismo porcentaje correspondió a opiniones de la Policía.
Las noticias sin fuentes. El 14,3 por ciento de las noticias se construyó sin fuentes. Es decir, fueron informaciones que se difundieron sin aclararles a los lectores el origen de esos datos.